¿El francés o el español, cuál es el más complejo, el más difícil?


Muchos de nosotros creemos que el inglés es un idioma difícil y que el español es un idioma fácil. Por ser nuestra lengua materna, el castellano nos parece más simple.

Sin embargo, para aquellos que hicieron, o están haciendo estudios escolares en escuelas bilingües español-inglés, les queda claro que el inglés es más simple. Los chicos de esas escuelas no logran obtener tan excelentes notas en “Lenguaje Español” como en Inglés.

¿Y si comparamos el español con el francés…?

La mayoría de vosotros dirá: “Es evidente que el francés es más complejo que el español”.

En realidad, la respuesta no es tan tajante. El español a nivel gramatical es más complejo que el francés. Aquí algunos ejemplos:

En francés tenemos 2 verbos para être: “ser, estar”

Muchos franceses que estudian español, no terminan de comprender cuándo usar el uno o el otro, y se equivocan frecuentemente al conjugar.

En español tenemos más tiempos verbales que conjugar que en francés

El pasado simple, ya no se usa en francés, salvo en literatura y solo con la tercera persona. Actualmente el passé composé reemplaza tanto al pasado simple como al compuesto.

Yo comí, yo he comido = J’ai mangé

El subjuntivo imperfecto, ya no se utiliza en lo absoluto en francés. Solo se le encuentra en los textos literarios antiguos, pero en español lo utilizamos en el habla cotidiana y ¡con dos variantes!

Yo quisiera (subjuntivo imperfecto) que tu pudieses/pudieras (subjuntivo imperfecto) venir a mi cumpleaños.

Su equivalente en francés sería :

Je voudrais (condicional) que tu puisses (subjuntivo presente) venir à mon anniversaire.

Si crees que el modo subjuntivo en francés es complicado, para los franceses, el subjuntivo en español lo es más. Los “pobrecitos franceses” tienen que aprender a conjugar en los 2 tiempos: presente y pasado imperfecto y sin hablar de los tiempos derivados como el subjuntivo del pluscuamperfecto.

Aún para nosotros el subjuntivo en español es complicado. Cometemos errores al utilizarlo, tanto al hablar como al escribir.

En español existe el futuro subjuntivo, pero no existe ni nunca existió en francés

Refrán:

Al país que fueres (futuro subjuntivo) haz lo que vieres (futuro subjuntivo)

Hoy en día, el futuro subjuntivo lo utilizamos poco en español. Se da más en el habla culta y en la redacción de leyes y escritos jurídicos.

En español existen aumentativos, diminutivos, despectivos. En francés no existen

Y para complicarlo más, tenemos múltiples variantes, y hasta inventamos diminutivos y aumentativos:

Mi casita/casica/casilla/casitita es muy bonita

Bill Gates vive en una casota/casaza/casotota

El pobre tipo vive en una casucha

En francés, los equivalentes (no tan equivalentes) para diminutivos y aumentativos se expresan agregando petit(e), grand(e), gros(se) a los sustantivos:

Petite maison (casa pequeña, casita)
Grande maison (casa grande)
Grosse maison (casa muy grande, casota)

¿Y “casucha” en francés?

Se utilizan nuevas palabras:

Cabane (cabaña, casa rústica)

Taudis (pequeña casa en mal estado)

Bicoque (casa ridículamente pequeña)

En resumen

El francés es más complejo que el español en su fonética y en su ortografía, pero en gramática, el español lo es más.

Al oral, el español es un idioma “flexible, tolerante”. Puedes deformarlo, hablarlo mal, pronunciarlo mal y se te puede entender más o menos.

En cambio, el francés es un idioma más rígido, es muy importante la pronunciación para entenderte. Se presta poco a las deformaciones orales, aunque estas existen en el habla coloquial o regional. Por eso a muchos les cuesta entender a los québécois cuando hablan, pero no cuando escriben.

Además, culturalmente en Francia se valora mucho la expresión correcta al oral y al escrito. No se tolera por ejemplo, que un hombre político cometa errores de francés. Si comete un error, saldrá inmediatamente en los medios, y será sujeto de crítica y burla.

Si alguien pretende aspirar a un cargo político, es imprescindible que sepa expresarse de manera excelente, tanto al oral como al escrito. Algo, que no ocurre muchas veces en nuestros países, donde tenemos “uno que otro político" que “destroza el español”, pero eso no le impide ser presidente o alcalde.